a pesar de ser un autobús cómodo, no pego ojo en toda la noche. tampoco tengo ganas de escribir ni de leer ni de escuchar música. me limito a cerrar los ojos y dejar pasar las horas en un pesado dormitar que me hace perder la noción del tiempo. a medida que avanza la noche empiezo a sentir las primera molestias estomacales. era previsible que llegara este momento, sobre todo teniendo en cuenta que no me he cortado ni un pelo a la hora de comer o beber. tengo que pasar por el escusado del autobús un par de veces, pero confío en que no irá a más. pasa la noche, y ese amanacer que no llega; la niebla y la lluvia oscurecen el día. tendré que ir acostumbrándome a las eternas lluvias tropicales.
el paisaje de la parte sur de méxico es radicalmente diferente al del norte. mientras allí viajábamos por autopistas de rectas kilométricas y rodeados de cactus y piedras, ahora el autobús avanza por una estrecha y serpenteante carretera rodeada de espesa vegetación salpicada de poblados de chavolas, vacas pastando, hombres trabajando el campo y gente seria, siempre seria. no he visto ni una sonrisa desde que entramos en chiapas. antes de llegar a tapachula, el ejército hace detenerse al autobús y durante 10 minutos revisan el maletero. son tres hombres armados con fusiles. mientras uno de ellos habla con el conductor del autobús, los otros dos se dedican a ir mirando las maletas. debe tratarse de un registro rutinario porque no parece que estén abriendo las maletas. pasado el trago, llegamos a nuestro destino.
como cualquier pueblo fronterizo, tapachula es un pueblo con mucha actividad, lleno de vida y de gente. nada más bajar del autobús, una azafata anuncia que está a punto de salir un autobús con destino a guatemala ciudad. acuerdo el precio con ella y le pido cinco minutos para asearme un poco.
-no se preocupe señor, aún tenemos tiempo de sobra.
debo acostumbrarme que por estas tierras los horarios no tienen mucho sentido. el autobús saldrá cuando tenga que salir, sin necesidad de encorsetarse en un horario mezquino. en la sala de espera conozco a dada, un budista japonés que se dedica a la meditación. se trata de un anciano flaco y bajo, con una larga barba y pelo gris. recuerda al entrenador de las antiguas películas de kárate que solían poner en el cine de álora. huele mal, aunque imagino que mi olor no debe de ser mucho más agradable. hace años que viaja por el mundo llevando su mensaje de meditación a todos los rincones. como yo, viene de méxico y se dirige a guatemala, donde debe encontrarse con un amigo. allí pasará unos meses. me han sobrado algunos pesos mejicanos después de pagar el billete (para lo que he tenido que sacar dinero del cajero) y me ofrezco para invitar a dada a algo de comer y beber.
-no puedo, hoy es día de ayuno.
-¿ni siquiera agua?
-nada. son cuatro días al mes. ayuda a la meditación.
-te acompaño entonces. hoy ayuno yo también.
dada ríe. empezamos a hablar de japón. le cuento que si todo va bien aterrizaré allí a mediados de julio. me da una lista de sitios que debo visitar, pero le advierto que no voy a estar mucho tiempo. aún así, insiste en decirme lugares interesantes. incluso me apunta sus nombres en mi libreta de notas. también me apunta algunas frases que pueden serme de utilidad: gracias, por favor, ¿dónde está la estación de autobuses? subimos juntos al autobús.
viernes, 26 de junio de 2009
llegada a tapachula
Publicado por
Torrance
en
14:00
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6 comentarios:
18 horas de viaje, que coñazo. A simple vista, parece que ha habido una matanza en la estación de autobuses. Es como si hubieran pegado un tiro en la cabeza a cada persona que estuviera sentada y su sangre se hubiera derramado sobre el respaldo del asiento.
Menos mal que sólo es falta de una mano de pintura.
Después de lo que desayunaste puedes ayunar durante una semana sin problemas, jejejeje.
Pechá de gente que vas a acumular al final del viaje. Van dos países y ya he perdido la cuenta.
Hola Pedro,
Ayer tomando un café con Mateos me habló de tu aventura. Conociéndote como te conozco, que no es demasiado, no me sorprendió. Sólo espero que tu dios te proteja y grabes en tu corazón cada segundo de esta grandiosa travesía.
Espero verte a la vuelta.
Un abrazo.
Salvador Castro.
El Dada es el hijo de Fali y del Raul.
juan, le he cogido el punto a los viajes de 20 horas y ahora los de 6 u 8 me saben a poco. para lo de la sangre ya hay que fijarse, leche! xD. me voy a poner como una vaca, comiendo tanto y todo el día sentado...
bachiller, exagerao, no te haces una idea. y no los estoy escribiendo todos, porque si no... tela.
papapiquillo, tenemos una comida pendiente mateos, tú y yo. a ver si somos capaces... :-)
sergio, totalmente cierto!! xDDDDDDDDDDDDDD
Ya empiezo a no acordarme de los nombres de todos los personajes de este libro. Hay muchos y además tengo falta de sueño, pero yo no ayuno ni de coña.
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