viernes, 31 de julio de 2009

cuarto día en el transiberiano

día 25 de julio del año 2009 de vuestro señor

me con la luz que entra por la ventana. anoche olvidé bajarla, así que las primeras luces del alba me dan directamente en la cara, en los ojos, y me despiertan inevitablemente. consulto el reloj, que trata de engañarme diciendo que son las 2 de la mañana. no puede ser. me incorporo, enciendo las lueces y vuelvo a mirarlo. insiste en que son las 2 y pico. debe de haberse parado, así que acudo al bolsillo de mi pantalón para consultar el reloj que tengo con la hora de españa. allí es medianoche, y en rusia son dos horas más, así que tendré que creerme que son las 2 de la mañana. el territorio ruso es tan grande que abarca varios husos horarios. en la última parada que hicimos sincronicé mi reloj con la hora que marcaba el reloj de la fachada de la estación. imagino que será la hora en moscú, pero aún estamos a miles de kilómetros al este de la capital. el resultado es que aquí amanece a las 2. es para volverse locos, mi cuerpo está totalmente descontrolado, ya no sabe si tiene que estar despierto o dormido, así que tengo que ser yo quien decida que a las 2 de la mañana es de noche y hay que dormir. bajo la persiana hasta el fondo y vuelvo a la cama.

vuelvo a despertarme a las 4 y a las 6. ya es buena hora para levantarse, coger algo de agua caliente del termo y asearme. no tengo absolutamente nada que hacer, así que estoy tentado de volver a leer a cortázar. lo tengo ahí, al alcance de la mano, pero sé que zambullirme en el universo de rayuela va a hacer que se me quiten las ganas de escribir.

-dejarás de escribir -me dice natalia en mi cabeza.

no quiero dejar de hacerlo, pero tengo que abrir ese libro y seguir leyendolo. lo hago. paso dos horas devorando con ansiedad las finas páginas del libro antes de parar para desayunar algo. sólo lo hago por mantener cierto orden en mi alimentación, pero no tengo hambre, cómo habría de tenerla si lo único que hago es dormir. me como exactamente 6 uvas. 6, como el número de mi vagón, como el número de mi compartimento, como el número de días que dura el viaje. 6 uvas 6, ese es mi desayuno. 6 uvas y 6 sorbos de agua china del bote de los "all blacks" que me compré en nueva zelanda. tengo sueño, creo que dormiré un rato.

dormir, despertar, leer, escuchar música, dormir, despertar, asomarme a la ventana, dormir, despertar, escribir, dormir, despertar, asomarme a la ventana, leer, escribir, oir música, llorar, dormir, despertar, subir la persiana, bajar la persiana, dormir, despertar, matar insectos, hacer la cama, deshacer la cama, leer, beber agua china, andar por el pasillo, mirar el paisaje, sacar la cabeza por la ventana, sacar medio cuerpo por la ventana, gritar, leer, dormir, despertar, matar insectos, dar saltos sobre mi catre, oir música, leer, dormir, soñar. llueve.

es duro estar a solas conmigo.

5 comentarios:

Bachiller dijo...

Así que estás desocupado, hmmmm, que no se entere Felipe que anda amenazando con el Project.

Biyorl dijo...

Un buen libro sobre meditación no te hubiera venido mal en el trayecto, no.
Lluvia...preciosa palabra.

Julia dijo...

Me parece a mí que el catre no está como para pegar saltos en él.

Sergio dijo...

Estoy seguro que te masturbarte.....confiensa, confiesa

Juan Mancera dijo...

6 uvas, como 6 toros en un corrida, como los 6 que le metió el Barcelona al Madrid, jejeje

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