jueves, 2 de julio de 2009

llegada a nicaragua

una vez más me despierto antes de que suene el despertador. los gemidos de una pareja follando atraviesan las paredes de la habitación. son las 3 de la mañana, tengo tiempo, asi que decido esperar a que ella se corra, quiero escucharla. no conozco un sonido más bello que el que sale de la garganta de una mujer teniendo un orgasmo; acaso mozart. cuando termina de gritar, me levanto y recojo la habitación cuidando de no olvidar nada. como siempre que voy a un hotel, dejo abiertos los cajones para evitar la tentación de meter cosas que sin duda perdería. a las 4 en punto bajo las escaleras que me llevan a la recepción. demis, el recepcionista, duerme en un sofá, pero se levanta de un salto al oirme bajar.

-demis, me voy ya. voy a la calle a pedir un taxi.
-está bueno. yo me quedaré aquí vigilando por si le pasa algo.
-de acuerdo. te dejo aquí las maletas, luego las recojo.
-está bueno.

mientras hablamos, ha abierto las dos rejas que dan acceso a la calle. salgo y ando unos pasos hasta llegar a la avenida principal, desierta y vagamente iluminada por unas tristes farolas que se encienden y apagan a su antojo. un perro, tumbado en medio de la calle, me mira con desdén. sólo pasan unos minutos y algunos coches hasta que consigo parar un taxi.

-buenas noches.
-buenas noches, señor.
-necesito que me lleve al terminal de autobuses de king quality. ¿sabe dónde es?
-sí, no hay problema.
-¿cuánto? -pregunto con tono firme.
-cien lempiras.
-sólo tengo sesenta -le respondo.
-bueno, vale -me dice sin pensárselo demasiado.
-también le daré 30 céntimos de dólar.
-las chapas no valen acá.

en cualquier caso cerramos el trato y le pido que me espera mientras voy a recoger mis mochilas. el taxista me sigue sin que le diga nada y me espera en la puerta. demis sigue vigilando.

-bueno demis, encantado de conocerte.
-tanto gusto, señor. a la orden.
-me lo he pasado muy bien aquí.
-gracias señor -me dice con una sonrisa de satisfacción-. voy a darle mi teléfono por si me quiere llamar. podemos ser amigos.
-claro, apúntalo.

en un instante ha agarrado un trozo de papel y ha apuntado su nombre, apellidos, teléfonos y un inocente "¡arriba españa!".

-aquí tiene, señor. y viva el real madrid.
-¡hala madrid!

en los pocos pocos minutos que dura la carrera -las calles de tegucigalpa está desiertas a las 4 y pico de la mañana- charlamos amigablemente. el taxista se llama juan, y es un hombre mayor. lleva 35 años en su trabajo, aunque según me cuenta, aún le queda mucho para la jubilación. le pregunto sobre la seguridad de su trabajo.

-está bien feo -me dice serio.
-imagino que tiene que ser muy peligroso.
-aquí te pueden matar para quitarte el dinero, o simplemente para no pagarte.
-¿a usted le ha pasado algo alguna vez?
-no, gracias a dios.
-y esto... ¿ha sido siempre así?
-no. con el gobierno militar era más seguro, pero desde que está el gobierno civil es mucho más peligroso. con el gobierno militar todo el mundo tenía trabajo, pero ahora hay mucha gente parada.

llegamos a la estación, me baja las maletas y se despide. antes de eso, agradece el dólar americano que le doy de propina. la estación está desierta y oscura. cuando mis ojos se acostumbran a la penumbra, puedo distinguir al fondo la figura de un guarda de seguridad con una escopeta de cañones recortados colgada del hombro. me acerco a él y charlamos durante un rato. tiene cara de cansado, y me comenta que trabaja en turnos de 24 horas, días alternos, y que ya lleva casi 22 horas.. termina a las 7. entre tanto, han abierto el mostrador de venta de billetes, así que me acerco y compro mi boleto. por suerte, llevo dólares en metálico encima, porque no me permiten pagar con tarjeta. en unos minutos estoy subido al autobús y tengo montado mi campamento base. por delante 8 horas de carretera de montaña.

tengo hambre, así que agradezco el aperitivo que nos dan en el autobús. consiste en un trocito de tortilla con media rebanada de pan de molde, un poco de crema de frijoles con un par de totopos y dos rodajas de plátano frito. por supuesto, esto no hace más que despertarme el apetito. he vuelto a ser descuidado con la comida, y me limito a picotear a cualquier hora cualquier cosa en cualquier sitio y de cualquier forma. espero que no me pase factura con el paso de las semanas. trato de engatusar a la azafata para conseguir que me de otra de esas bandejas de aperitivos, pero no funciona. es seria, es borde, es guapísima.

el paisaje de montañas que me acompaña desde hace días se aprecia hoy con mayor claridad que nunca. no llueve y ni siquiera hay niebla. es perfecto. colinas y colinas amontonadas unas sobre otras, llenas de pinos y todo tipo de vegetación. valles, ríos y arroyos. algún poblado, alguna huerta, gente trabajando la tierra, vacas, caballos.

paramos en una venta. debemos hacer un trasbordo, porque el autobús en el que vamos se dirige a san salvador. sólo nos quedamos dos personas, un muchacho joven y rapado y yo. le pregunto si es de managua y me dice que sí, pero sólo lo hace porque no me ha entendido. no tardo en darme cuenta que es extrajero. se llama rob, irlandés, y lleva 7 meses viajando por centroamérica a base de coach surfing, que consiste en alojarte en casa de gente. la cosa es sencilla: te das de alta en la web ofreciendo tu casa para que alguien pueda pasar algunas noches. eso te da derecho a quedarte, a su vez, en las casas del resto de registrados. hugo fue el primero que me hablo de esta movida. rob me cuenta que está bien, porque la gente viene a recogerte a la estación e incluso te hacen de guía. yo pienso que es un buen sistema, pero incompatible con mi viaje, cuyo espíritu es no saber dónde voy a pasar la siguiente noche. le pregunto si tiene alojamiento en managua y me dice que no. es mal conversador, y me doy cuenta que quiere que le deje en paz, así que me callo. aún así, me acerca una guía lonely planet de centroamérica y me dice que ahí puedo buscar alojamiento. lo dice en un español rústico, pero suficiente. tomo algunas notas interesantes. la guía es muy completa, y me pregunto cómo no se me ocurrió a mi comprar una. tengo que recordarme a mi mismo que parte del encanto de mi viaje es tener que buscarme la vida sobre la marcha, y que una guía lonely planet no encaja, a no ser que sea usada de forma circunstancial a raíz de un encuentro casual con un irlandés.

el viaje continúa en el nuevo autobús, que viene lleno de gente. ignoro lo que me dice la azafata y paso del sitio que me corresponde. busco uno en el que no tenga compañero y no tardo en encontrarlo en la última fila. aquí estaré bien, creo que a partir de ahora simpre me sentaré en la última fila. en poco tiempo llegamos a la frontera. esto empieza a tener cierto grado de rutina. en esta ocasión, parte de las gestiones las hará la gente del autobús. me piden el pasaporte y que rellene dos formularios. me piden 8 dólares. aún así, debemos bajar y dar de nuevo todos los datos a un pareja de enfermeras gordas y con máscaras. nos registran superficialmente el equipaje (si algún día encuentran algo sería de pura casualidad) y nos hacen esperar. mientras lo hacemos, se me acerca un niño. lleva un balón en la mano y se pone a mi lado sin decir nada. le ofrezco una galleta de las que acabo de comprar. le acerco la bolsa y mete las dos manos para cogerlas casi todas. me deja dos y se lo agradezco con una sonrisa de coña; luego me alejo. no quiero darle la espalda porque no me fío ni un pelo y no quiero hablar con él por miedo a parecer sospechoso. es una especie de guerra fría. es duro. en estos países están especialmente sensibilizados con la pederastia y el secuestro de niños. los europeos somos sospechosos. me pierdo un rato. hace calor.


estamos en nicaragua. para la gente de mi generación, nicaragua es sinónimo de guerra. hemos crecido escuchando en los informativos las guerras de centroamérica. el paisaje no cambia demasiado, aunque incorpora chavolas que se funden con los árboles y se ocultan entre la vegetación. sólo los multicolores tendederos llaman la atención del viajero de paso. no hay pueblos en el camino, sólo chavolas salpicadas por las colinas y animales flacos y llenos de costillas. la carretera ondulada y la velocidad justa del autobús hace que tenga la sensación de ir navegando por un océano verde. el sueño llama a mi puerta, pero paso de abrir. no quiero perderme esto, no puedo dejar de mirar por la ventana. tengo la impresión de que no voy a ser capaz de aimilar todo lo que me está pasando y creo que necesito un par de sentidos más. sí señor, necesito 7 sentidos. eso es.

en el autobús ponen una película gore. sangre, dientes rotos y gritos. la han puesto con subtítulos para sordos, y me pregunto qué pensará un sordo cuando lee un subtítulo que le dice que la protagonista está susurrando, que el teléfono está sonando o que rechinan las ruedas de un coche. imagino que en lo mismo que un ciego cuando le dicen que el cielo es azul, o rojo o qué más da, qué coño le importa. la gente duerme hastiada y yo no puedo pensar con claridad, hace demasiado calor y aquí atrás no llega el aire acondicionado. puto king quality.

managua nos recibe con mucho calor y con negros vendiendo bolsas de fruta troceada en la mediana de la carretera de entrada a la ciudad. según pude comprobar en un plano la guía que me prestó rob, cerca de la terminal donde nos apeeamos hay varias casas de huéspedes. por suerte, también está cerca la terminal de otra empresa de autobuses, así que tendré la oportunidad de cambiar. al salir a la calle me encuentro a rob. lleva la mochila colgada y la guía lonely planet en la mano, así que no tardan en acercársele taxistas ofreciento sus servicios. yo también me acerco-

-ey, quieres que busquemos juntos un sitio donde dormir.
-claro. tengo aquí varios apuntados -responde serio pero amable.
-yo les puedo llevar a un sitio bien bonito -dice un negro de barba descuidada, piel brillante, camiseta de tiras amarilla y gorra roja-. es por aquí amigos. ¿hablan inglés? ¿hablan español? yo soy profesor y os puedo dar una lección gratis. yo soy de por aquí cerca.


habla sin parar, alternativamente en inglés y español y no deja de moverse mientras rob y yo tratamos de orientarnos con el plano. da vueltas a nuestro alrededor y ha conseguido quitarse a todos los taxistas de enmedio. somos suyos.

-¿qué quieres hacer? -me pregunta rob.
-parece un buen tipo, me fio de él. ¿le dejamos que nos guíe? -propongo.
-está bien. eh amigo, llévamos a un sitio donde dormir. barato.
-claro señor, seguro. george lewis les llevará al mejor sitio de toda la ciudad. un sitio barato. por aquí. un sitio limpio y de confianza, no hay problema. me llamo como el boxeador, pero no soy el mismo.

habla y habla y no deja de reir. es como si pensara que si deja de hablar dejaremoso de seguirle y nos largaremos. usa su pico de oro para no darnos opción a cambiar de idea. las calle por las que nos lleva tienen poco movimiento. algún taxi que otro, pero nadie anda fuera a estas horas. el calor pega fuerte y la gente se refugia a la sombra de los árboles que flanquean las aceras, tumbados en hamacas, abanicándose y bebiendo en sus jardines. se respira ambiente puramente caribeño. colores, calor, humedad, negros, abanicos. parece un anuncio de cocacola. al fin llegamos al sitio, que no se diferencia mucho de las casas por las que hemos estado pasando. nos recibe una mulata alta y gorda, cara rechoncha y delantal mojado. nos invita a pasar y nos enseña las habitaciones que tiene libre. nos decidimos por compartir una habitación con dos camas. 15 dólares. dejamos las cosas y salimos donde nos espera lewis. un par de pavos de propina le convierten en el hombre más feliz de centroamérica. se ve a la legua que es un auténtico buscavidas, pero me sigue pareciendo buen tipo. simpático, risueño y que se toma la vida con filosofía. encaja perfectamente en el marco; es un auténtico caribeño.

rob y yo vamos a comer algo. no hemos probado bocado desde el aperitivo del autobús, y son casi las 4. cerca hay varios sitios, y nos decidimos por uno cualquiera. la zona es preciosa, por primera vez estoy en un sitio en el que no me importaría quedarme a vivir. me gusta el ambiente, me recuerda a la calle donde vivo en benalmádena. durante la comida descubro que, después de todo, rob no es tan mal conversador. está aprendiendo español, pero se queda de que practica poco porque todo el mundo habla inglés.

-si quieres podemos hablar en español, no me importa -le digo en inglés.
-da igual, no tengo ganas.
-así no vas a aprender nunca -le recrimino entre risas.
-ya, pero es que la gente me habla en inglés, yo no tengo culpa. incluso tú sigues hablando inglés -se queja.

durante el resto del día intentaré que hable español, pero no conseguiré que diga más dos frases seguidas.

-mi única oportunidad es ir a un lugar donde la gente hable español pero nadie sepa inglés -sentencia.
-complicado.

rob es ingeniero informático. tiene 26 años y hace casi tres que se largo a ver mundo. hace meses que no habla con sus padres ni con su novia.

-no tengo claro que sigamos juntos después de este tiempo. ella fue uno de los motivos por los que me largué. es unos años mayor que yo quería casarse, tener cada, formar una familia, ya sabes. decidí que yo no quería eso. además, estaba harto de mi trabajo de mierda, de cobrar 800 euros y de mi jefe. un buen día les dije a todos que me iba.
-¿y tus padres? ¿qué te dicen?
-mi padre sólo me dio un consejo antes de salir. "no te emborraches demasiado".
-me parece un consejo cojonudo.
-lo es.

visitamos algunos de los puntos principales de la ciudad acompañados de howard, un taxista que nos hace de guía por 3 dólares.

-rob, en todo este tiempo ¿has tenido algún problema?
-sólo una vez, en cuba. fue una estupidez. estaba completamente borracho y me metí solo por una zona peligrosa. me atracaron 4 tipos, aunque no pasó nada. sólo perdí unos cien pavos. no me hicieron daño. otra vez estuve tres semanas enfermo por comer fruta sin lavar. nada más.
-centroamérica no es tan peligrosa como dicen -resumo.

mientras paseamos, llegamos al parque central de managua. hay organizada una especie de verbena de barrio en honor al presidente que viene a dar un mitin. hay todo tipo de puestos ambulantes de comida y chucherías. la policía está por todos sitios, lo que hace que pueda tomar fotos sin tener que tomar excesivas precauciones. damos unas vueltas y comemos algo.

-yo no me comería esos mangos. la mujer que los pela y trocea no se lava mucho las manos, la he estado observando -me advierte rob.
-a la mierda. tengo ganas de fruta, no la pruebo desde que salí de españa -le respondo sonriendo-. mi madre siempre me inculcó la costumbre de escuchar los consejos de la gente pero luego hacer lo que me salga de los cojones.


tengo en la mano dos bolsitas llenas de mango troceado y me dispongo a hincarle el diente cuando una niña menudísima de sucia cara de ángel me pide un "cachitito". le doy una bolsa que empieza a comerse de inmediato. yo doy cuenta de la mía para descubrir que me la han colado, y me ha metido dos enormes huesos de mango que han llenado media bolsa. mientras busco donde tirarlos, vuelvo a ver a la niña que me vuelve a pedir.

-ya no queda, esto sólo son huesos que voy a tirar. ¿sabes dónde está la basura? -pregunto en cuclillas.

sin decir nada y con expresión de enfado, me quita la bolsa de las manos y comienza a mordisquear uno de los huesos.

-esto no es basura, señor. es comida -dice mientras se da la vuelta y se pierde entre la muchedumbre con los graciosos andares de una princesita de cara sucia.

6 comentarios:

Julia dijo...

Parece que todo va bien, pero ¡¿a quién se le ocurre ir a Nicaragua?!
Sigue haciendo amigos.
Un beso.

Juan Mancera dijo...

Macho, tú estás muy salido. Hasta las azafatas bordes te gustan, y no hay fotos.

Genial el consejo del padre de Rob.

Muy triste lo de la niña, pasan muchas penurias.

Cuidate mucho

Bachiller dijo...

A ver si después de que hayan pasado por delante tantas pibas a hora te vas a enrollar con un irlandés... ¡¡¡No le enseñes el netbook!!!

Javier Ortiz dijo...

En cuanto al sonido del orgasmo de una mujer, compararlo con Mozart.... no sé...

Yo a mozart lo he escuchado mucho... cuando oiga un orgasmo femenino, ya te cuento si tienes razon.

¿alguien ha oido alguna vez uno de esos?

yo creo que ellas se corren cuando dicen "¿Ya?"

Sr. Montero dijo...

Pedro, gracias.

me quedo con el niño quemete las dos manos en el paquete de galletas: Me recuerda a cuando poníamos las dos manos cuando alguien ofrecía pipas.

me quedo con rob que con 23 años mandóa a tomar por culo a su parienta y su curro de mierda.

y por supuesto con el fenómeno ignorante de arriba españa y hala madrid.

Sergio dijo...

HOLA PERICO.
Son la 19.30h y acabamos de llegar de la piscina de Mijas, nos hemos puesto puos de sardinas y sobre todo de Magnums 4 el Lirio y otro 4 yo.

Te hemos echado de mucho de menos.

Sobre lo que dices de Mozart y tal yo me quedo con un bocata de boquerones viendon un buen partido, cuando empiece la liga lo probamos y ya me dices que te gusta mas.

HALA MADRID.

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