día 20 de julio del año 2009 de vuestro señor
a las cuatro de la mañana ya estoy despierto, y aprovecho que todo el mundo duerme para ponerme a escribir un rato. no hay mucho sitio y la postura es incómoda, así que no tardo en aburrirme y volver a tenerme a oir música. está lloviendo a mares, y el autobús se mueve despacio.
llegamos a pekín media hora antes de lo previsto, y casi es de noche. la estación aún está cerrada, aunque hay mucha gente esperando en las puertas. al bajar del autobús sufro el acoso de gente que me ofrece todo tipo de medios de transporte. estoy acostumbrado a ellos, pero estos son realmente insistentes. recojo mi mochila y me dirijo a la puerta. allí conozco a karen. lleva una mochila enorme sobre su espalda y tiene los hombros y brazos visiblemente quemados por el sol. es curioso que cuando te encuentras fuera de casa, en un país tan lejano y diferente como china, te alegres de ver a cualquier persona con rasgos occidentales. si además lleva una mochila en la espalda, es casi como encontrarse a un viejo amigo.
karen trabaja dando clases en una universidad de seúl. lleva allí dos años, y hasta hoy no había estado en pekín. va a pasar un par de semanas de vacaciones en la ciudad.
-hablo coreano, pero nada de chino, estoy igual que tú -responde a mi pregunta.
-en españa, cuando no se entiende algo se dice que suena a chino, así que te puedes hacer una idea.
la estación abre sus puertas a las séis en punto de la mañana, y en unos minutos está llena de gente y de vida. es una pequeña estación al sur de la ciudad. está en un pésimo estado de conservación. los baños están encharcados y el hedor nos llega desde que han abierto las puertas. necesito asearme un poco, pero no estoy seguro de que sea buena idea. me conformo con lavarme las manos y la cara. está todo tan empapado que no tengo donde apoyar las cosas, así que paso. además, la humedad es terrible. tengo el pelo completamente mojado y la ropa pegada al cuerpo. la mochila está empapada, y las gotas de sudor que resbalan por mi frente acaban cayendo al suelo. karen ha entrado al baño con unas preciosas gafas cuadradas de pasta azul y vuelve con unas insípidas lentillas.
inesperadamente, tienen wifi, así que tanto karen como yo revisamos el correo mientras decidimos qué vamos a hacer. nuestro objetivo común es llegar a una estación de metro, y a partir de ahí, ella buscará la estación central de autobuses y lo ha estación de tren. la chica de información nos ha dicho que no queda lejos, así que nos ponemos en marcha. andamos despacio, porque tanto ella como yo llevamos mucho peso encima, y el calor nos está absorviendo las fuerzas. las calles están muy activas. cientos de coches y bicicletas pasan arriba y abajo, y a nadie parece afectarle el calor.
necesitamos casi una hora para llegar a la estación de metro, que se encuentra llena de gente. mi parada, la estación de tren, pertenece a esa misma línea, así que sólo tengo que bajarme unos minutos después de haber subido. me despido de karen deseándole un buen viaje, y me voy directamente al mostrador de información.
lo atiende una señora mayor, así que me temo que no sabrá inglés, y no me equivoco. aún así trato de que me diga con quién puedo hablar, pero sin éxito. una señora, dee aproximadamente la misma edad pero que habla algo de inglés, trata de ayudarme. me cuesta entenderla porque habla demasiado rápido. le pido que me repita más lentamente, pero lo hace exactamente a la misma velocidad. me dice algo de un hotel, de una tienda. lo que sí le entiendo es que en esa estación no venden el billete que yo busco, que no es otro que el transiberiano hasta moscú.
-los billetes internacionales los venden en el CTIS -me dice-. puedes encontrar una oficina en el hotel beijing international. necesitarás el visado de mongolia. la embajada no está lejos del hotel, puedes ir andando.
ya tengo algo por donde empezar. en primer lugar me gustaría ir a la embajada para saber cuándo pueden tener listo mi visado, y posteriormente comprar el billete de tren. sea como sea, es demasiado temprano para ambas cosas, así que me centro en buscar el hotel. el mejor sitio que se me ocurre para preguntar es otro hotel, lo que me asegura encontrar a alguien que hable inglés.
-hola. estoy buscando una oficina del CTIS. me han dicho que había una en este hotel -le digo con picardía.
-no, aquí no es. es el hotel beijing international. está aquí ¿ves? -me responde señalando un mapa que ha sacado de un cajón. sólo tiene que ir por esa calle, cruzar la avenida principal (es un subterráneo) y ya estás. pregunta allí.
-gracias. ¿puedo llevarme el mapa?
-claro, no hay problema. bienvenido a pekín.
a pesar de que en el mapa parece cerca, tardo casi media hora. son solo un par de manzanas, pero los edificios en pekín son espectacularmente grandes. todo es enorme en este país. las calles son anchísimas y se tumban durante kilómetros. la calle principal tiene 6 carriles en cada sentido. está flanqueada por docenas de rascacielos que copiten en espectacularidad. empiezo a hacer algunas fotos, pero pienso que si tuviera que hacer una foto por cada rascacielos que tengo delante, iba a necesitar un disco duro sólo para pekín.
en el hotel me informan de que faltan casi dos horas para que abran la oficina del CTIS, y que la embajada de mongolia abre aún más tarde. es un hotel de lujo, donde chinos trajeados y con ridículos sombreros, me abren la puerta para que pase. decido irme a la primera planta de la recepción y esperar allí. se está fresco, cómodo y tienen wifi. me conecto para tratar de trazar el camino hasta la embajada y situar el hostel que tengo reservado. tengo el mapa que me dio la chica del hotel, el google maps, direcciones y números de teléfono, pero me cuesta mucho orientarme. que los nombres de los lugares estén en chino no ayuda, desde luego. después de un buen rato, tengo los puntos localizados y las rutas dibujadas. los puntos más importantes están relativamente cerca: estación de tren, oficina del CITS, embajada de mongolia y hostel. la oficina está a punto de abrir, así que espero mientras termino de asearme. esto es otro cosa, estoy en los baños de un hotel de cinco estrellas.
comprar el billete para moscú es simple. lo venden directamente allí. no necesito reserva. sólo soltar la pasta (en metálico, eso sí) y elegir el día. salen trenes los miércoles y los sábados. hoy el lunes, así que el miércoles está bien. sale a las 7.45 de la mañana. perfecto. tengo dos días por delante para disfrutar de pekín antes de tomar el tren. durante semanas he buscado información en internet acerca del billete del transiberiano. todo ese tiempo y esas búsquedas no han servido de nada, porque ni siquiera llegué a descubrir cuánto iba a costarme. la mayoría de las cosas que encontré eran agencias intermediarias que subían los precios hasta casi doblarlos (en algunos casos hasta triplicarlos por incorporar noches de hotel y otras actividades). como tantas otras veces, la excesiva preparación no da más que dolores de cabeza. lo más sencillo ha sido irse directamente a una oficina de ventas y preguntar. ya tengo el trayecto, los lugares y horarios de las diferenes paradas, el precio y, en definitiva, todo lo que necesito. decido no comprar el billete hasta asegurarme de que voy a tener el visado a tiempo, así que el siguiente punto es la embajada de mongolia.
está a media hora del hotel, y ha resultado realmente fácil encontrarla. todas las embajadas se encuentran en la misma zona. es una especie de barro residencial decorado con alambres de espino. una pequeña cola me indica desde lejos el sitio al que tengo que ir. el trámite es sencillo: no hay más que rellenar un formulario, entregar una foto y en pasaporte. en el mismo momento deciden si te conceden el visado. si es así, te dan una carta de pago con la que hay que ir al banco e ingresar el dinero correspondiente. en mi caso, al ser de urgencia, son unos 350 yuans. mi visado estará listo para mañana martes a partir de las 4 de la tarde. perfecto. el banco donde hay que hacer el ingreso también está cerca, así que en media hora más ya tengo resultos todos los trámites y no me queda más que esperar. he aprovechado para sacar el dinero del billete de tren y me dirijo a la oficna de CITS.
-deme el billete más barato que tenga para ir a moscú pasado mañana -le pido al chico.
-¿prefiere la litera superior o inferior?
-inferior.
tengo mi resguardo del banco, mi billete de tren y todo el cansancio del mundo. quiero irme al hostel a regalarme un par de horas en la cama, en el bar o donde sea, pero quiero descansar. la caminata hasta allí se alarga más de lo previsto. el mapa vuelve a engañarme y multiplica por cinco mi previsiones. tardo más de dos horas en llegar y dos horas con dos mochilas a cuesta, un día caluroso y húmero de pekín, es muy duro. me arden los pies a pesar de llevar chanclas. a pesar de todo no puedo dejar de admirar los edificios que me voy encontrando. cada uno es mejor que el anterior y cada cinco minutos me paro a hacer algunas fotos. al fin llego a la recepción de hostel.
por una vez tengo cerrada mi reserva, e incluso he adelantado algo de dinero para que no haya dudas. no quiero ni una sorpresa, sólo quiero sentarme un rato y, por qué no, tomarme una cerveza helada. el sitio me gusta, tiene una cafetería muy bien decorada y provista de varios sofas que están pidiento que me siente en ellos. casi es la una del medio día, así que el sitio está lleno de gente comiendo.
-hola, tengo una reserva a nombre de pedro. creo que son dos noches -le digo a la recepcionista mientras me desembarazo de las mochilas y respiro tranquilo.
-déjeme ver. sí, aquí le tengo. para hoy y mañana ¿verdad?
-exacto.
-me deja su pasaporte, por favor.
el corazón me da un vuelco.
-no lo llevo encima. acabo de dejarlo en la embajada de mongolia. puedo darle el documento de identificación de mi país -le cuento, aunque por la expresión de su cara sé que no sirve de nada.
-lo siento señor, necesito el pasaporte.
-pues no lo tengo.
-sin el pasaporte no puedo admitirle.
la mañana había ido demasiado bien. la cosa se empieza a complicar.
-¿qué alternativas tenemos? -le pregunto con poca esperanza.
-bueno, me valdría una fotocopia. ¿tiene una copia?
-no tengo fotocopia, pero tengo el documento escaneado en el ordenador. te lo puedo dejar y lo imprimes ¿te parece?
-aquí no tengo impresora.
-¿algún sitio donde pueda imprimirlo?
-aquí cerca hay un cyber. sólo tienes que bajar la calle y girar a la derecha en el primer cruce.
-estupendo. ahora vuelvo entonces.
por un momento me he visto buscando hostel, pero parece que todo se arregla. doy gracias al cielo por la idea de escanear los documentos. una hora después, esto de vuelta en la recepción (en concepto "cerca" es muy relativo, y en pekín es ciertamente diferente).
-aquí tienes -le digo mientras me dejo caer en el taburete sin poder tenerme en pie.
-veamos. necesito otra hoja. aquí tengo la hoja con sus datos y la hoja del visado. necesito la hoja con el sello de entrada al país.
-¿cómo dice?
-el visado es válido durante 30 días a partir de la fecha de entrada. necesito conocer la fecha de entrada para ver si está dentro del plazo.
-llegué ayer.
-estoy segura de eso, pero necesito la fotocopia de esa página.
-no la tengo. los documentos los escaneé mientras estaba en españa. por entonces, obviamente, no tenía el sello de entrada a china.
-sin ese documento no puedo dejar que se aloje.
estoy tan cansado que no tengo fuerzas ni para enfadarme, aunque me gustaría hacerlo. barajo las diferentes opciones, pero no puedo pensar con tranquilidad. necesito una hora de descanso que no puedo concederme. lo haré cuando encuentre alojamiento.
-no tendré el pasaporte hasta mañana por la tarde, así que necesito un sitio donde alojarme esta noche. mañana me quedaré aquí. espero no perder el dinero de la reserva.
-no se preocupe por eso, le respetaremos el dinero de la reserva. respecto a lo de pasar la noche en otro sitio, aquí cerca hay otro hostel, pero no creo que le dejen alojarse sin el pasaporte.
-no me queda más remedio que intentarlo -le respondo, ahora sí, con cierto enfado. ¿dónde queda?
-está aquí cerca.
-ya.
otra media hora de caminata al sol y estoy en el hostel. ni siquiera quieren hablar conmigo cuando les digo que no tengo pasaporte. ni embajada de mongolia ni leches, lárgate de aquí, indocumentado. vuelvo a mi hostel, donde tengo he dejado las mochilas. ya son las cuatro de la tarde. ni siquiera he desayunado y apenas me he hidratado.
-¿en serio no hay ningún sitio donde pueda alojarme sin el sello de entrada?
-me temo que no va a encontrar ninguno.
-eso significa que voy a tener que dormir en la calle esta noche.
la chica me mira sin responder.
-no podría quedarme aquí, ¿en la recepción? está abierta 24 horas ¿no?
-durante el día puede quedarse todo el tiempo que quiera, pero durante la noche no.
-¡dónde puedo ir! -respondo subiendo el tono sin querer.
-aquí cerca hay un macdonald's que abre 24 horas. quizá pueda quedarse allí.
estoy tan agotado que pasar una noche en el macdonald's me parece una idea estupenda. me la quedo. voy a inspeccionar el terreno, y de nuevo el "aquí cerca" se convierte en una caminata de 30 minutos de ida y 30 de vuelta. ahora sí es el momento de sentarme un rato a descansar. según mi plan, a estas horas debería estar listo para salir a dar una vuelta por pekín, después de haber dormido un par de horas, comido y dado una buena ducha, pero estoy sudando como nunca antes lo he hecho, sin haber probado bocado y exhausto. me siento en uno de los sofás del bar y me pido una cerveza china. antes de que el camarero me la traiga ya estoy dormido.
me despierto al cabo de unos minutos con una idea en la cabeza. ha bastado que me relaje unos instantes para que mi cerebro recargara las pilas y volviera a funcionar haciendo otra cosa que no fuera ordenar moverse a mis pies. llamo a la embajada de mongolia usando el skype. la navaja de occam.
-hola. verá, tengo un problema y necesito que me presten mi visado durante un par de horas.
le explico con detalle mi problema a tres tipos diferentes con la sospecha de que los dos primeros no entendieron ni una palabra. el tercero es el jefe de visados, y me dice que no puede dejarme el pasaporte. si lo quiero, puedo recogerlo, pero entonces no tendré el visado mañana. me dejo derrotar por esa frase y me quedo callado. había puesto todas mis esperanzas en esa idea que tuve dormido, pero no voy a poder ponerla en práctica.
-podemos hacer una cosa. dile a la chica de la recepción que puede llamarme y le confirmo que tengo tu pasaporte y que el sello indica que entraste en china ayer. quizá con eso y una fotopia sea suficiente.
-¿puede hacerme una fotocopia? -le pregunto ignorando la opción de que miss recta se salte el procedimiento para hacer la llamada.
-sí, por eso no hay problema. puedes pasarte a recogerla cuando quieras. estamos hasta las 6.
-estupendo, estaré allí en 20 minutos.
no me queda otra. eso de poder recogerlo cuando quieras suena a broma, porque falta media hora para las 6. hablo con la chica de la recepción para que me confirme que le basta con la fotopia de la página del sello. tengo luz verde. sólo tengo que llegar a la embajada en 25 minutos y estaré salvado.
llego en 20 minutos, pero a costa de llegar al límite de mis fuerzas y de destrozarme los dedos de los pies con las chanclas. un hombre con una barriga desproporcionada me abre la puerta y me reconoce enseguida.
-tú eres el español ¿verdad?
-si
-aquí tienes tus copias.
-necesito otra más, la de la página del sello de entrada.
-vaya, pues tendrás que esperarte. la chica que hace las fotocopias ha salido. volverá en media hora. siéntate, pareces cansado.
la media hora se duplica, pero una hora después tengo mi fotocopia. lo logré. por supuesto, dedico anular el paseo por pekín esa tarde. he determinado darme un homenaje, así que me dirijo directamente a un pizza hut que he visto en una de mis caminatas. me pido una pizza de piña, cebolla, pollo y salsa barbacoa de tamaño grande, suficiente para séis personas. quiero la masa está cuyo borde está relleno de salchichas y queso. otra media hora esperando, pero con sólo olerla llegar sé que ha merecido la pena. la he pedido para llevar, porque quiero hacer el checkin cuando antes, porque la sombra de la duda todavía circula por mi cabeza. me encamino al hostel. sólo 45 minutos me separan de una enorme pizza y un glorioso descanso, aunque no pasan más de dos antes de que vuelvan a cambiar mis planes. en la puerta del restaurante, espera un viejo vagabundo. la cara de desesperación con la que me pide un trozo de pizza hace que no pueda hacer otra cosa más que entregarle la bolsa. la recibe con júbilo y palabras de agradecimiento. me imagino que sus últimos sabe-dios-cuántos años han sido una especie de repetición de un mal, uno detrás de otro y cada uno peor que el anterior. en mi agotamiento mental y físico me imagino cómo sería tener que vivir ese día una y otra vez y siento un escalofrío que me pone la piel de gallina.
antes de darle la bolsa, no obstante, me quedo con un trozo. una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. no pienso quedarme sin darle un bocado a esa pizza. me doy la vuelta despidiéndome del viejo, y antes de que pueda pensar siquiera en llevarme la pizza a la boca, tengo un niño sin camiseta delante mía. tendrá unos cinco años, cada vez que he pasado me ha pedido dinero. señala mi pizza. le ofrezco dinero, pero no quiere aceptarlo. no quiere dinero, lo que quiere es comer. ese gesto tan sincero, tan animal no admite respuesta, así que le doy el trozo. antes de hacerlo pienso en darle un bocado al pico de la porción, pero me parece una falta de educación y respeto.
libre ya de tentaciones, de mochilas y preocupaciones, vuelo hacia el hostel. pienso en tomar el metro, pero no me atrevo. en tokio, la policía me paró hasta tres veces en el metro. si me paran aquí y no tengo pasaporte (probablemente no podría explicarles mi motivos), tendré serios problemas. es curioso la forma en la que un problema puede afectarte o no dependienco de lo consciente que eres de él. llevo toda la mañana paseando sin pasaporte y no me ha supuesto la más mínima preocupación, pero ahora no soy capaz de entrar en el metro sin él. finalmente llego al hostel. allí consigo ser aceptado de una vez, y subo a mi habitación. tengo la marca de las chanclas tatuada en la planta de los pies. ya que voy a pasar dos noches en el mismo lugar, puedo darme el lujo de desempaquetar la mochila y airearla un poco, pero ahora no es el momento, lo único que quiero es tumbarme en la cama y dormir unas horas, así que meto la mochila en la taquilla y me desnudo. tengo los pantalones llenos de cosas: la cámara de fotos, la de vídeo, el dinero, el mp3, así que la guardo toda en la taquilla. me quito el reloj, lo colgantes, todo lo accesorios. todo a la taquilla. me quedo semidesnudo, vestido sólo con los boxer y me meto en la cama. no tengo ni un segundo de relax cuando caigo en la cuenta de que la llave que abre el candado con el que está bloqueada la taquilla está dentro, junto a mis pantalones, mi mochila y el reto de mis cosas.
en la habitació solo hay una chica china con la que apenas he intercambiado el saludo. no sabe inglés, así que ni he intentado comunicarme con ella. trato de olvidar el asunto de la llave y dejarlo para más tarde, pero es imposible. al cabo de un buen rato, alguien más entra el la habitación es una chica alta y muy muy delgada. viste vaqueros desgastados y camiseta. es muy atractiva, y salta a la vista que lo sabe. sólo necesito cinco segundos para catalogarla como pija creída.
-hola. ¿de dónde eres? -me pregunta-. yo soy de américa.
-¿de qué país? -le responde un poco borde, sabiendo perfectamente que se refiere a estados unidos.
-de estados unidos -me responde sin haber captado la bordería.
-necesito tu ayuda -le pido-. tengo todas mis cosas en esa taquilla, y la llave del candado está dentro.
-¿y cómo puedo ayudarte? -se adelanta.
-¿puedes bajar a recepción a avisarles? yo no tengo ropa que ponerme.
-¡estas desnudo! -dice mientras se ríe-. ¡qué guay!
definitivamente es una pija creída.
-¿lo harás?
-claro, no te preocupes.
baja y vuelve a subir al cabo de unos instantes. me cuenta que la gente de la recepción está muy ocupada y no han podido atenderla, pero que irá más tarde. se ha tomado la molestia de decidir que no tengo prisa, que no voy a ir a ningún sitio. se cambia de ropa allí mismo, poniéndose un bonito y corto vestido que ha recogido del suelo y se larga. ha venido a recogerla un tipo enorme, con un traje implecable, un peinado implecable, maneras de galán de película y que habla chino. ha intercambiado algunas palabras con nuestra compañera china y se han largado. yo no existo, estoy desnudo en la cama. las horas siguen pasando, y yo no consigo pegar ojo. quiero resolver el asunto, por mi cuenta, no creo que sea buena idea dejarlo en manos de barbie y ken. dedico bajar a la recepción. son las 4 de la mañana y la china ya se ha despertado y está leyendo en la cama. tengo dos opciones: bajar en calzoncillos o buscar algo que ponerme entre las ropas de la pija, que inundan el suelo. en circunstancias normales, en españa, no me hubiera importado bajar en calzoncillos, nadie se hubier escandalizado más de la cuenta, pero estamos en china. no conozco esta cultura y no quiero arriesgarme, así que prefiero vestirme con ropa de mujer. prefiero que me tomen por un excéntrico o un maricón antes que por un pervertido o algo así. las mentes chinas son un misterio.
lo mejor que encuentro son los vaqueros que vestía la pija hace un rato y una camiseta de tiras. el pantalón no me abrocha, pero al menos me ha entrado el culo. la camiseta es estrecha, pero mi pecho también lo es. hace semanas que perdí la poca masa muscular que había acumulado después de 6 meses de gimnasio. mi aspecto debe de ser patético, así que prefiero no mirarme al espejo. me lo pienso una vez más antes de bajar, pero no tengo opciones. además, tampoco es para tanto. a la hora que es no habrá nadie abajo, aparte del recepcionista. abro la puerta y me lanzo por el pasillo desierto. llego al mostrador y me encuentro a michael, el recepcionista que tiene el turno de noche ese día. me alegro de que sea un chico, porque asi tengo más posibilidades que sepa manejarse con herramientas. discute con tres chicas, de aspecto indio. hablan en chino, así que no me entero de nada, pero el problema parece ser económico. los cuatro me ignoran completamente, y en principio me alegro de ello, aunque después de 10 minutos empiezo a impacientarme. tengo ganas de callarles y decirles que tengo un problema urgente, que yo pago lo que sea, pero que dejen de discutir. pasa otro rato y finalmente las indias se largan.
-¿puedo ayudarte?
-sí. necesito que me abras la taquilla. he dejado las llaves del candado dentro.
-el candado es nuestro o tuyo.
-mío.
-tendré que romperlo.
-no hay problema. ¿puedes hacerlo ahora?
-¿hay alguien más en la habitación?
-sí, una chica, pero está despierta.
-vamos.
sube armado con un destornillador, y me pregunto si será suficiente. el candado es uno de los que compré para usar en los bolsillos de la mochila, así que no es gran cosa. mediante un habilidoso gesto de palanca, el candado está roto.
-muchas gracias, te debo la vida.
-no hay de qué.
son más de las cuatro de la mañana cuando finalmente doy el día por terminado. todo está bien ahora, todo ha salido bien después de todo, aunque he tardado un poco más de la cuenta. no me importa. aún tengo una hora antes de que amanezca, y ni la luz que usa la china para leer ni todas las luces del mundo podrán evitar que la pase durmiendo. pero antes voy a quitarme la ropa de chica que llevo puesta.
miércoles, 29 de julio de 2009
llegada a pekín
Publicado por
Torrance
en
3:30
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6 comentarios:
Este post sin tu foto con la ropa de chica pierde mucho :)
Un abrazo.
Primero fuen un pendiente, luego el baño con los chinos frotándose la espalda y mirando tu "pedrito" y ahora vestido con ropa de mujer.
Vuelve pronto porque te estás amariconando.
Buena idea de escanear los documentos.
creo que no te podian haber pasado más cosas en un dia. Como dice Javi, la foto vestido de mujer después del dia que habias pasado....es como el anuncio de la mastercard....no hubiera tenido precio
Cuántas paradojas, en pocos días pasas de "big" a vestir de Barbie.
Ah, y menos mal que estás entrenado con el terral de Málaga, que si no el calor y la humedad de Pekin matan al más pintado (no quiero decir que para acompañar la ropa de Barbie te hayas maquillado, que conste).
Jajajajajajajajaja.....que bueno.....jajajajjaja......
es que te estoy viendo...jajajjaja......tambien estoy imaginandome al Liñan leyendo esto y no puedo hacer otra cosa que de reirme....jajajjajaja
No se porque le ha dado ahora a las mujeres por quitarse las gafas y ponerse lentillas, sobre todo si las gafas son de pastas.
Vaya día.
Yo no es por nada, pero podías haberle dado media pizza. Compartir, hijo.
Y mi pregunta es: "¿Por dónde anda la media goma Milán que se quedó en Central Park?"
Un beso.
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