día 23 de julio del año 2009 de vuestro señor
cuando despierto, la oscuridad en la habitación es total. me pregunto qué hora será y casi no puedo creérmelo cuando el reloj me responde que son las 8.30h. ya ni recuerdo la última vez que me desperté tan tarde, probablemente cuando estaba en el instituto. me alegro de haber tenido la feliz idea de bajar la persiana de la ventana hasta el final, no permitiendo entrar ni un solo haz de luz. mis compañeros de habitación aún duermen, o eso creo hasta que me fijo en el pequeño resplandor que sale de la pantalla de iphone del joven chino.
mi primera idea es vestirme y salir al pasillo, pero luego recuerdo que estoy de vacaciones, que no tengo nada que hacer: no hay ciudades que visitar, no hay transportes que planificar, no hay alojamientos que reservar. solo está el traqueteo del tren y una ventana que me permite asomarme al desierto goby, ese lugar tan familiar para alguien que se ha criado leyendo los tebeos de mortadelo y filemón. subo la persiana unos centímetros de forma que me permita asomarme. ni siquiera tengo que cambiar de posición para ver el paisaje de colinas que desfilan al ritmo que marcan las calderas del tren.
después de remolonear durante una hora, me levantan las ganas de desayunar. me visto y salgo al pasillo que está lleno de gente que charla amigablemente o simplemente permanece asomada a las ventanas. me acero al compartimento de paul y helen y les encuentro preparando el desayuno.
-buenos días.
-buenos días. ¿has podido descansar? -se interesan.
-¡sí! me he despertado a las 8.30h, y luego he seguido un rato más en la cama, hasta ahora mismo.
-vaya, me alegro. ayer parecías cansado. creo que este viaje en tren va a venirte bien para recuperar fuerzas para el resto de tu aventura.
-estoy seguro.
-estábamos a punto de empezar a desayunar. ¿te unes a nosotros?
-claro, estoy hambriento. ayer compré un montón de cosas, ahora vuelvo.
vuelvo a mi compartimento y cojo algunas cosas: un cartón de zumo de melocotón, una botella de yogur líquido, una bolsa de plátanos, un tarro de fresas en almíbar y los últimos mueslies que me quedan.
-hacedme sitio que voy.
el desayuno es animado. en el compartimento también desayunan una pareja de chinos que dan buena cuenta de sendos platos de pasta. por más que les ofrezco, no consienten en comer nada. helen me explica que los mueslies que compré en cairns son toda una institución en australia. todos los niños desayunan esos cereales, e incluso hay competiciones para ver quien es capaz de comer más de una vez.
-yo nunca llegué a comer más de dos -confiesa helen.
-yo me comí una vez séis seguidos, pero es que estaba hambriento y no tenía otra cosa -le respondo.
me cuentan las diferentes formas que existen de comérselos: meclándolos con agua, con leche, con yogur.
-cada persona tiene su particular forma. unos los empapan, otros sólo los mojan superficialmente para que se conserver crujientes, unos añaden azúcar, miel, nata, algo de fruta. en definitiva, hay todo un mundo que gira sobre esos mueslies -me sigue contando helen.
-yo los probaré migados en yogur -sentencio.
el desayuno se alarga durante más de dos horas en las que seguimos comiendo y charlando. paul no deja de sacar frutas exóticas de su aventura por el sur de asia, y yo las pruebo todas porque mi hambre es insaciable. creo que el hecho de relajarme también ha favorecido a eso. es como si mi cuerpo quisiera volver a la normalidad, recuperando suelo y energías ahora que nadie obliga a prescindir de ello.
el tren sigue devorando kilómetros de vías y cada vez está más cerca de ulan baton, el siguiente destino. salgo del compartimento y dejo que la encantadora pareja prepare sus enormes mochilas. para entonces, las francesas ya se han despertado, recogido las literas y se encuentran sentadas leyendo. puedo volver a mi sitio a acomodarme y mirar por la ventana mientras eschucho música.
el tren se detiene en ulan bator con exactamente dos minutos de adelanto respecto al horario previsto. la estación no es más que un ancho arcén donde cientos de personas esperan impacientes, escrutando las ventanas con ansiedad. entre la muchedumbre se distinguen un docena de tipos que ofrecen alojamiento mostrando unas hojas plastificadas con fotos de hotel que promocionan. en unos segundos, todo el mundo ha descendido del tren, la gran mayoría cargando con sus pesados equipajes. yo bajo a ayudar a paul y helen y de paso despedirme de ellos. las francesas me han estado contando que ulan bator es una ciudad muy peligrosa, y que ellas solo pasarán una noche allí antes de irse a los pueblos del interior. también me despido de ellas y del simpático mr iphone.
se largan todos y yo aún tengo una hora por delante antes de que el tren vuelva a ponerse en marcha. me gustaría ir a la ciudad a dar un paseo, pero no puedo. mi visado es de tránsito, lo que me impide alejarme del tren. no quiero tener problemas con la justicia mongol. me doy el paseo por el andén, y cuando me canso vuelvo al tren. mi vagón ha quedado prácticamente desierto. toda la actividad que había esta mañana ha sido sustituida por un silencio absoluto. una mujer da de mamar a su bebé un par de compartimentos más allá del mío y eso es todo. antes de arrancar, se incorpora una familia de mongoles -padre, madre y niño revoltoso- que dan un poco de vida al vagón.
son las tres de la tarde, y la siguiente parada está prevista para las diez de la noche en naushki, un pueblo cerca de la frontera con rusia. me preparo algo de comer y paso el resto de la tarde asomado a la ventana, viendo cómo va cambiando el paisaje. las secas colinas están ahora teñidas de verde que contrastan con el azul del cielo. es como estár viajando por el escritorio de windows.
seguimos adelante y poco a poco empiezan a aparecer granjas y pequeñas casas de madera disperas en el horizonte. continuamente pueden verse rebaños de ganado pastando en los valles, caballos semisalvajes galopando e incluso grupos de camellos que miran el tren con desinterés. el paisaje es cada vez más verde y se acompaña de grandes charcas de agua y riachuelos donde beben las bestias. la tarde es larga, y tengo tiempo de arrelgar las lamparitas de cabecera que no funcionaban, y la persiana que tanto costaba subir y bajar. si hubiera tenido un destornillador, hubiera solucionado el problema con la bisagra de la litera que tengo sobre mi cabeza y que casi le cuesta a una de las francesas dormir en el suelo.
al fin llegamos a naushki, donde vuelve a llenarse el tren de gente que lleva consigo pesados bártulos. tengo tres nuevo compañeros de viaje. son tren tres colegas que salta a la vista se dedican a trapichear con cosas compradas a bajo precio en mongolia. nada importante, sólo algunos bolsos y algo de ropa. entran en el compartimento como tres elefantes en una cacharrería. me han pillado por sorpresa, así que tengo mis cosas despertigadas por los asíentos, aunque a ellos no parece importarles. se sientan encima de mi ropa o directamente la apartan de un manotazo. nada más llegar, se dedican a sacar bolsos de mujer de una de las varias mochilas que traen. empiezan a repartir esos bolsos entre los compartimentos vecinos, o los meten en el fondo de otras mochilas. mientras lo hacen, uno de ellos se dirige a mi en un inglés muy básico. tiene aspecto de boxeador y me recuerda a george foreman.
-¿de dónde eres?
-de españa
-¡ah, españa! buen equipo de futbol y buen vino.
-sí señor.
seguimos hablando tonterías por el estilo mientras veo, perplejo, como uno de ellos está ocultando varios bolsos pegándolos con cinta adhesiva a sus piernas. es tu tipo bajo y muy delgado, un tirilla. tiene una risa fácil, y cuando sonríe sus ojos se cierran completamente. ha logrado ponerse un bolso alrededor de cada uno de sus gemelos y otros dos en las piernas. la operación la ha completado poniéndose unos pantalones anchos. más tarde descubriría que los otros dos también ocultaban bolsos bajo sus pantalones de chándal. el tercer tipo es el que menos me gusta. es grande y fuerta, un auténtico bestiajez. se ha sentado a mi lado y no para de tocarme mientras trata de comunicarse conmigo. casi no habla inglés, y a cada intento fallido de decirme algo responde con una palmada en mi hombre. me molesta, pero no digo nada, sólo sonrío y trato de apartarme o hacerme el sueco. no para de decir que las chicas españolas son muy guapas y que se las follaría a todas, al tiempo que me recomienda que yo haga lo propio con las rusas. después de tratar de ser simpático conmigo, trata de liarme para que diga que una de sus mochilas es mía. le he entendido a la primera, casi antes de que abriera la boca, pero me he hecho el sueco, fingiendo que no entendía una palabra, y ha desistido.
los tres están visiblemente nerviosos. foreman me dice que no me preocupe, que sólo estarán un par de horas, y cuando pasen la frontera ser irán. me alegro, porque resultaría imposible dormir con el follón de bolsos que han montado. han dejado el compartimento sin espacio para moverse. poco a poco vamos resolviendo los trámites del cruce de la frontera, empezando con rellenar los formularios. la primera revisión es de los agentes de inmigración rusos. un tipo que viste una enorme gorra nos hace salir del compartimento para que un soldado lo revise en unos instantes. la revisión se limita a mirar debajo de los asientos y en el falso techo. no revisa los equipajes, por lo que deduzco que sólo busca inmigrantes ilegales.
la segunda revisión es la médica y la tercera es la que temen mis tres compañeros: la revisión de aduana. el agente es un tipo rubio, de aspecto ruso. es joven, pero tiene una considerable panza. viste con una impecable camisa blanca y un pantalón negro. zapatos brillantes. empieza a hablar con el tirilla, a quien pide que abra su bolso. este lo hace, pero con cuidado de no mostrar lo que hay en el fondo. no sé si es porque yo sé que ocultan cosas, pero el caso es que la forma de rebuscar entre la ropa se me antoja muy sospechosa. creo que el agente sabe que trapichean pero les pasa la mano. aún así, todos ellos tienen que abrir sus bolsos y repasar que lo que llevan se corresponde exactamente lo con lo que han declarado en los formularios. cuando casi han terminado, el agente señala la mochila que bestiajez trató de encasquetarme. hábilmente la ha puesto junto a mi mochila sin que yo me diera cuenta.
-es mía -le digo en español mientras me doy un par de palmadas en el pecho.
el agente me cree y comienza a sellar los formularios de los tres pájaros. unos minutos después, la policía ya se ha bajado del tren y nos ponemos en marcha. cuando arranca el tren, los tres tipos celebran su éxito estrechándome la mano. foreman saca la cartera y me regala un billete mongol. no me está pagando, es sólo un recuerdo.
-souvenir -dice.
es un billete de 50, que imagino no tendrá demasiado valor, pero le agradezco el gesto. les pregunto si han cenado algo y me dicen que no, así que abro mi arcón y saco algo de fruta, zumos y yogur. los tres comemos y bebemos (el tirilla se ha quedado dormido en una esquina) mientras no para de venir gente por el compartimento para devolver los bolsos que repartieron al otro lado de la frontera. la siguiente parada no tarda en llegar, así que recojen sus bártulos y se largan. han logrado colar unos cuantos bolsos de piel de mongolia que podrán vender a precio mucho más alto en rusia.
-me gustaría ir a españa algún día, es un sueño que tengo, pero no tengo dinero -me dice bestiajez justo antes de irse.
-quieres follarte a una española ¿no? -le pregunto con una sonrisa.
-me las quiero follar a todas -me responde dándome el último manotazo en el hombro.
después de todo no parece mal tipo, sólo es un ingeniero químico que trata de ganarse la vida vendiendo bolsos de contrabando para poder alimentar a su mujer y a su hija de cinco años.
cuando les he perdido de vista, recojo las sobras de la fiesta, hago la cama, me desnudo y me dispongo a dormir. son las 2 de la mañana y tengo sueño, sin embargo no consigo dormirme hasta que el tren se pone en marcha. creo que necesito el movimiento y el traqueteo de fondo, como el niño que no se duerme si no es el brazos de su madre que le acuna y le canta una nana.
jueves, 30 de julio de 2009
segundo día en el transiberiano
Publicado por
Torrance
en
7:45
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15 comentarios:
Ahora vas y te lías con una banda de traficantes, ¡y eso que el viaje en tren era para descansar!
Joder, haber pillado un bolso, es lo único que te faltaba para terminar tu proceso de cambio de sexo.
Come, relajate, descansa y disfruta.
Hoy he recibido tu postal de China.
MUCHISIMAS GRACIAS COMPAÑERO.....por cierto muy guapos los tres mendas.
Un abrazo y cuidate
...A vecez me pregunto si estas loco o qué...Te ariesgas y ganas...presentame á tu buena estrella..:D Cuidate y afeitate...un besazo..
Por fin me he puesto al dia,robandome horas de sueño.Pero con cada historia estaba cada vez más enganchada.La culpa es de Raul que me comentó:
"oye está chulo el blog de mi primo" y aprovechando los ratitos de relax que nos deja Isabel hemos viajado ya por más de medio mundo contigo.
Cuidate mucho allá por donde andes y ya sabes...
"la suerte del viajero(mochilero en tu caso) malagueño....Un abrazo
Por cierto Sergio gracias por acordarte de nosotros el dia 19,no fallas nunca.Un beso para ti y tus niñas.
Otro pa ti Juan.
Hola Silvia, como ya le dije a Raulo, nada que agradecer, lo hago porque me gusta.....un beso tambien pa vosotros tres, bueno pa Raul mejor un abrazo, que con tanto pelo me da cosa.......
Silvia, que alegria "verte" por aqui.
Silvia, tenemos pendiente una salida con las niñas a comer por ahí.
Sergio, también la tengo contigo, así que mejor nos reunimos todos
Seguro que toda esta experiencia es un punto de inflexion en tu vida, y como se que es lo que quieres me alegro mucho por ti.
Mucho animo para la recta final de tu aventura, ya puedes divisar la meta en el horizonte.
Un abrazo.
Un saludo para los papis Juan y Sergio, y cuando querais nos vamos de paseito con las enanas.
Un besito para los dos, para sergio tambien que no tiene tantos pelos.
Te llevare las fotos de dada de bebe para que veas el parecido con sus padres. :)
Bueno, Pedro, pide un descuento en el billete, que les estás arreglando el tren de gratis.
Anda que tú también, deja de liarte con mangantes, que en los países que te quedan no deben andarse con chiquitas.
Un beso.
Que digo yo, que porqué has en una de las fotos de esta entrada has puesto el fondo del windows xp...si es que...:)
Lo de los camellos mirando al tren, me recuerda al cercania de Torremolinos a su paso por el Nuevo San Andres.
Os habeis fijado que en la primera foto de esta entrada, el tio parece el hijo del Indio y del Espejo???????
Es como un cruce de ellos.
Cuidate
Cuando termines de arreglar el transiveriano y dejarlo como nuevo te pasas por mi casa que tengo un par de ñapas por hacer, y descuida no te faltará un destornillador... :) Un abrazo
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