día 21 de julio del año 2009 de vuestro señor
despierto, me ducho, me visto de hombre y bajo. son las séis de la mañana y me parece pronto para irme al centro de pekín a ejercer de turista. el restaurante del hostel está cerrado y lo estará hasta las ocho, asi que voy al seven eleven de la esquina y compro algunas cosas para desayunar. un sandwich vegetal, un café soluble, una botella de yogur líquido y algunas galletas. por el camino he encontrado un puesto de venta ambulante donde cocinan unas tortitas de harina y huevo a la que añaden una especie de mermelada de verduras. tienen una pinta estupenda y yo hambre.
-deme dos.
acaba de sacarlas de la plancha, asi que están calentitas. no puedo esperar lo 2 minutos de camino que me separan del hostel y les hinco el diente. están realmente sabrosas, aunque un segundo bocado y mi boca empieza a quedarse. tiene muchas especias. un tercer bocado y mi boca me arde, necesito agua. no puedo creer que los chinos puedan comer esto por la mañana, es aún peor que el burrito que desayuné en méxico allá por el siglo pasado. acabo con el primero y ataco al segundo. está demasiado rico como para andar quejándose de que pica. llego al hostel y me siento en el ordenador con la intención de terminar de desayunar mientras subo algunos post al blog. algo va mal, no consigo conectarme al escritorio de administración. de hecho no puedo acceder al blog, ni siquiera puedo accede a blogger. una investigación de 30 segundos me confirma lo que sospecho: en china están censurados los blogs. en pleno siglo xxi, este pueblo no puede conocer las opiniones que tiene la gente ahí fuera. al menos no oficialmente, porque con una segunda búsqueda en internet encuentro varias formas de saltarse esa restricción. pruebo algunas, pero me cuesta mucho manejarme con un teclado y un sistema operativo en chino. fracaso. lo dejaré para esta noche, ahora quiero ir al ver la ciudad prohibida y la gran muralla.
echo un vistazo al tablón de anuncios del hostel. a falta de una oficina de turismo (ayer no vi ninguna por más que estuve atento), suele ser una buena referencia de los sitios que hay que visitar. tienen mapas con algunos puntos destacados, un plano de metro y una lista de las correspondencias de las paradas con los sitios a visitar. les hago fotos y ya tengo todo lo necesario. me voy directo a la parada de la plaza de tian'anmen. está al lado de la ciudad prohibida. estos dos sitios son, junto a la gran muralla, los sitios que no puedo dejar de ver. tengo especial interés en estar en esa plaza, donde se produjo la que probablemente sea la mayor demostración de cojones que conozca: un tipo armado con una bolsa de plástico es capaz de detener a la fila de tanques que encabezan la brutal represión del ejército chino a las protestas estudiantiles. la historia ni siquiera conoce su nombre ni lo que fue de él, aunque lo segundo es fácil de imaginar.
salgo de la boca de metro y me encuentro en un calle ancha y llena de gente. es una calle comercial, llena de tiendas y turistas. mientras trato de orientarme con el mapa, escucho que alguien me habla en inglés.
-hola, de dónde eres -pregunta un muchacho de unos 15 años.
-hola. soy de españa -respondo.
el muchacho está acompañado de una niña que no tendrá más de 10 años. ambos hablan inglés correctamente y aprovecho para preguntarles sobre los sitios a los que creen que podría ir en un sólo día.
-¿cómo puedo ir a la muralla? -les pregunto.
-a la muralla es difícil. está a dos horas de aquí, y normalmente se va allí en viajes organizados. hay que apuntarse el día antes, porque salen temprano.
-vaya, no sabía nada. de todas formas, ayer no estaba yo para apuntarme a excursiones.
-si quieres puedes intentarlo. conozco un hotel que organiza excursiones. ven, acompáñame.
mi sentido arácnido me avisa de que estamos ante un posible peligro. no obstante, les sigo. son calles con mucha gente, así que por ahora no hay problema. seguimos hablando mientras avanzamos por calles cada vez más alejadas del centro. aún así, sigue habiendo gente, lo cual me da seguridad. llegamos a sitio, que no es más que un habitáculo que apesta a humedad y donde hay un mostrados con una china sentada detrás. hablan en chino. después de intercambiar algunas frases, el chico me confirma que es imposible apuntarse a una de las excursiones el mismo día. la única opción que me queda es ir por mi cuenta, pero eso supondría perder todo el día. tengo que elegir entre ir a la gran muralla china o quedarme en la ciudad y visitar la ciudad prohibida, la plaza de tankman y el resto de palacios, jardines, edificios y parques. es una putada, porque prometí a mi gran amigo sergio que le llevaría una piedra de la muralla. por lo demás, no tengo mayor interés que tener una foto. sin la promesa a mi amigo, la decisión sería bien sencilla: quiero ir a la plaza. lo pienso unos minutos y decido quedarme. bye bye great wall, me quedo en la city.
le doy las gracias al chava y le digo que me largo y no parece sentirle bien. trata de no aparentarlo, pero su gesto le ha delatado. habla con la niña en chino y trata de retenerme.
-ven con nosotros, te vamos a enseñar un cosa muy bonita. hoy es día festivo en pekín, y organizan fiestas en los colegios. ¿quieres venir a la fiesta de nuestro colegio? -pregunta algo nervioso.
-creo que no. me voy a la ciudad prohibida.
-ven con nosotros, está aquí al lado.
comienzan a andar y les sigo, sencillamente porque estamos desandando las calles que nos llevaron a la agencia que organizaba excursiones. al fin se paran delante de la entrada a una galería. dentro está tan oscuro que no se ve nada.
-es aquí -me dice el chico, que pensaba que había decidido acompañarles.
-lo siento, tengo prisa. he de irme.
-no te vayas. entra. ven con nosotros.
-no entraría ahí contigo ni harto de vino, chaval -pienso mientras le sonrío y me disculpo a base de inclinaciones de cabeza.
su gesto es de decepción. creo que está intentando engañar, pero realmente la apariencia no es esa. su cara inspira confianza y se ha mostrado muy educado en todo momento. la niña que le acompaña es una ricura. llego a dudar; quizas no quieran timarme. por un momento pienso que no tiene por qué ocurrir nada y casi me dejo llevar por mi espíritu aventurero. pero está oscuro ahí dentro. paso, me largo.
-xie xie. zai jian.
vuelvo a las calles anchas flanqueadas por enormes edificios y llenas de gente. durante el día de ayer, en la calle y sobre todo en el metro, no puede quitarme de encima la sensación de que la gente me miraba. ahora, mientras ando por estas calles llenas de turistas la sensación es aún mayor. de hecho, no se trata ya de una sensación, es un hecho que la gente se queda mirándome. no tienen el menor pudor en clavarme la mirada directamente. algunos incluso me escanean de arriba a abajo. al principio resulta realmente molesto que un tipo que se cruza contigo te mire fijamente de la cabeza a los pies como lo haría un niño de 2 años, pero después de un par de horas me acostumbro. estoy en un país con una cultura totalmente diferente. aquí, mirar a alguien fijamente no es un gesto de mala educación, no es un gesto de agresividad como puede ser en europa. es simplemente curiosidad de ver a un tipo blanco y barbudo que se pasea con una una mochila a la espalda. dedico no enfadarme y responder a esas miradas con una sonrisa y una reverencia. me pasaré el resto del día haciendo reverencias.
los alrededores de la ciudad prohibida están a tope. hace un día realmente caluroso y húmedo. el sol pega fuerte, aunque oculto detrás de un cielo blanquecino. avanzo hacia la entrada a la ciudad acompañado de cientos de turistas armados con sombrillas con las que tratan de protegerse del sol. las chinas cuidan mucho de que el sol no lastime sus amarilla piel. durante el día de ayer me fijé en que casi todas las chicas que se mueven en bici llevan unos guantes que les llegan hasta casi los hombros, para impedir que el sol queme sus brazos. algunas llevan una especie de viseras, similiares a las que se usan los soldadores, para proteger sus caras.
no esperaba que hubiera tanta gente, aunque quizás estuve un poco ingenuo. al fin y al cabo estoy en una de las ciudades más pobladas del mundo. tampoco esperaba que la gran mayoría de turistas fueran orientales. por supuesto, desconozco si son chinos, coreanos, japoneses, mongoles o vietnamitas. la acumulación de gente hace que me sienta como una estrella del rock. todo el mundo se queda mirándome, y yo les saludo al modo en que lo hacen los famosos. me piden hacerse fotos conmigo, a lo que accedo encantado. es divertido.
recorro la ciudad como un turista más. hay chinos por todos sitios. gente tiradas por el suelo tratando de recuperar fuerzas, decenas de excursiones, rebaños de personas que siguen la sombrilla del color de los pañuelos que llevan en el cuello. todo esto acaba con todo el encanto del lugar, que si bien es bonito, no me aporta gran cosa. el hecho de que sea festivo no ayuda. tampoco lo hacen los andamios que cubren algunas de las fachadas. apuesto que cualquier otro día habría menos masificación. no obstante, hago el recorrido completo, y trato de compensar a mi amigo sergio arrancando un trozo del muro que rodea la ciudad. lo envuelvo con mimo y lo guardo en un bolsillo. pasará ahí las próximas cuatro semanas. no puedo meterla en la mochila porque sería detectada en la primera máquina de rayos x por la que pasara, y podría levantar sospechas. no es que considere que estoy haciendo un expolio, pero estoy seguro de que a los chinos no les haría gracia saber que me llevo un trocito de su patrimonio.
mi siguiente punto de visita será el parque beihai, que se encuentra justo al lado de la ciudad prohibida. es media mañana, y empiezan a dolerme los pies, así que un paseo por el parque y sentarme en un banco a la sombra me vendrán bien. quizá una siesta de unos minutos. el lugar es ciertamente hermoso, lleno de verde, edificios típicos chinos, con riachuelos y estanques llenos de flores, escaleras en piedra y mucha gente. como todo en pekín, es enorme y no tardo en perderme. debí haber hecho una foto al plano que había al entrar, pero ya puestos, me dejo llevar y paseo sin llevar rumbo fijo. me siento aquí y allá, hago fotos, tomo algún video, cruzo algunas palabras con quien puede responderme en inglés. sigo siendo famoso, y poso con gusto ante mi legión de fans.
es hora de ir a la plaza de tian'anmen, aunque tardo casi una hora el encontrar la salida del parque. estoy cansado, y quiero ir antes de que el agotamiento me quite las ganas. como todos los alrededores, hay mucha gente, aunque ya va siendo tarde y eso favorece a que las excursiones estén terminando. la plaza es más grande de lo que pueda parecer a simple vista. si echando un vistazo parece enorme, basta caminar un rato para darse cuenta de que tiene unas dimensiones que harían aconsejable una nueva línea de metro sólo para poder recorrerla. lo cierto es que no tiene demasiado que ver, y me quedo con las sensaciones de imaginar la revuelta estudiantil. estoy seguro de que esa plaza tiene mucha más historia, pero mi interés se centra en la matanza.
aún me queda un ratito antes de que abran la ventanilla de la embajada mongol donde tengo que recoger mi pasaporte visado, así que decido coger un metro para ir al templo del cielo aunque apenas me siento los pies. quizá sea el hecho de que esté tan cansado el que hace que resulte realmente decepcionante. es necesario pagar la entrada a un recinto que recuerda más a un parque de atracciones que a unos monumentos de hace cinco siglos. además de la entrada inicial, cada una de las partes que componen el complejo tiene su propia taquilla donde hay que retratarse. el precio es lo de menos (ninguna de las entradas supera el par de euros), sobre todo para un europeo, pero me siento engañado y no me gusta. no me gusta el ambiente de tiendas de souvenirs, vendedores ambulantes de paipays y sombreros chinos. no me gusta la sobreexplotación del lugar, que a pesar de no conocer, supongo mucho más bonito e interesante de lo que se muestra en estas circunscias. creo que es hora de volver, recoger mi pasaporte y pasar el resto de la tarde en el hostel preparando algunas cosas para el viaje, escribieno un rato o sencillamente tomando una cerveza y algo para picar. ya está bien de hacer turismo, que cansa.
llego a la embajada de mongolia andando. estoy empapado en sudor pegajoso y el cielo sigue blanco. tengo la impresión de estar dentro de una de esas bolas de cristal en las que nieva si las agitas, aunque el vez de nieve, lo que cae en la bola de pekín es bochorno y humedad. por una vez, no hay ningún problema con el pasaporte, y ya lo tengo de nuevo en mi pecho. aprovechando que está cerca, voy al CITS para preguntar cuándo llega el tren a moscú. me informan que el lunes a medio día.
llego al fin al hostel, donde me doy cuenta que he perdido la tarjeta de la habitación. veamos, tengo en el bolsillo una tarjeta de metro, lo cual debería ser imposible. al salir es necesario meter la tarjeta en la máquina que se encarga de abrir el torno. si no devuelves la tarjeta, no se abre el torno y por tanto no puedes salir. tener la tarjeta del metro en el bolsillo no puede significar otra cosa que que he metido la tarjeta de la habitación en la máquina del torno de salida. lo mejor de todo es que ha funcionado. estupendo, seguro que esta gente me multa por eso. 30 yuanes, nada menos. el metro vale 2. no voy a preocuparme por haber perdido 3 euros, así que me voy al bar, me quito las chanclas y me pido una cerveza fresquita. enchufo el ordenador y, aunque tengo decidido ponerme a escribir, decido hacer unas llamadas con skype. me animo y paso a las videoconferencias. mi amigo javi, a quien veo cabeza abajo por algún problema con la configuración, me alegra la tarde. los saludos de sus peques también. como guinda, media hora de charla con los amigos del trabajo. están todos, y hacen que olvide que estoy cansado, que no siento los pies, que me muero de sueño y que aún me quedan por delante 4 semanas de viaje, incluyen la zona árabe y el norte de áfrica, probablemente la parte más difícil de la aventura. he perdido las ganas de escribir y tampoco me apetece hablar con nadie para no quitarme el buen sabor de boca de las videoconferencias, así que me siento en el sofá del restaurante a ver pasar a la gente y escuchar música. se está bien y dejo pasar algunas horas.
son más de las once de la noche, y creo que es buen momento para subir a preparar la mochila. saldré temprano, y no quiero molestar a mis compañeros de habitación recogiendo mis cosas por la mañana. en unos minutos lo tengo todo empaquetado, incluyendo la ropa que acabo de recoger de la lavandería. no tengo sueño, así que vuelvo a bajar para buscar información sobre los trenes de moscú a kiev. me alegra ver que existe una buena comunicación y que salen trenes a todas horas, incluyendo uno a media noche que llega a kiev por la mañana temprano. quizás tome ese, aunque por si acaso reservo una noche de hostel. creo que puede merecer la pena pasar un día entero en moscú. de todas formas, si al final decido irme el mismo día, no pierdo gran cosa. la reserva se hace pagando menos de un euro. por otro lado, tener una dirección donde pasar la noche puede ayudarme en la aduana. creo que estoy listo para irme a la cama. mañana será un bonito día. si todo va bien, me subiré al mítico transiberiano y disfrutaré de un bonito viaje de séis días por la estepa siberiana. una ducha, y a la cama.
miércoles, 29 de julio de 2009
un día en pekín
Publicado por
Torrance
en
3:32
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7 comentarios:
No vas a ser famoso, el tamaño de tu polla ha llegado a oidos de esos ciudadanos y para ellos eres su ídolo. JEJEJEJEJEJEJEJE
Que mal rollo dan los niños educados que te invitan a callejones oscuros....
seguramente una banda de 40 luchadores de karate te esperaban agazpados... y tú no eres Jackie Chan!!!
Big, tu fama te precede.
Cada día que pasa te pareces más a Chuck Noland. ¿Encontraste ya al Señor Wilson?
GRACIAS POR EL TROCITO DE MURALLA.
Esos niños que te querian acompañrar seguro que estaban vivos?????
Me recuerda a esas pelis de terror japonesa.
CUIDATE
Eso digo yo. Nunca te fíes de niños educados, que mal rollo.
"Seis" no lleva tilde. :)
Siento lo de la muralla.
Un beso.
joder, el chinaco de la camiseta mimetizada es el AJSolis de China jajajajajaja.
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