día 13 de agosto del año 2009 de vuestro señor
cuando llegamos a roma no tenemos ni idea de lo que allí nos espera. una perogruyada como otra cualquiera, claro.
bajamos dprevistoel tren con unos 15 minutos de adelanto a lo que habíamos , y caminamos buscando el metro. en mi mano tengo una libretita con las instrucciones para llegar al hostel.
-a ver, repasemos una vez más -les digo a los pibes con tono de profesor-. debemos tomar la línea A hasta flaminio (regla mnemotécnica número 1: flaminio suena como flamingo, el esquipo de ronaldo). para ello hay que ir en dirección battistini (regla mnemotécnica número 2: battistini suena a batistuta). una vez allí, hay que hacer transbordo al cercanías y bajarse en la parada prima porta (sin necesidad de regla mnemotécnica). desde prima porta debemos coger un shuttle, fletado por el propio hostel, que nos llevara a nuestro destino.
ocurre que el shuttle pasa cada media hora hasta las 23, y son las 23.15h, y lo que nos queda para llegar allí. sin embargo, en previsión, llamamos desde el macdonald's al hostel y nos dijeron que no había problema, que sólo teníamos que llamar cuando estuviésemos en la parada, y alguien vendría a recogernos.
todo va bien hasta que llegamos a flaminio, y queremos hacer el trasbordo. preguntamos a un un polizia, y nos dice que la línea de cercanías cierra a las 22.00h. nos quedamos helados. ante eso nada podemos hacer.
-tengo otra pregunta para usted. ¿dónde puedo encontrar un baño? -pregunto al polizia.
-en el metro no hay baños.
-vaya.
mi segunda pregunta viene a cuento de que mi estómago ha empezado a hincharse de tal forma que pienso que estoy a punto de estallar. mis tripas se retuercen de forma ruidosa y un dolor agudo me penetra hasta atravesarme. convivo con él desde que bajamos del tren, pero lo he ido capeando con cierta soltura, aunque en todo momento he ido notando que la punzada era cada vez más sádica y dolorosa. a estas alturas, tengo que desabrocharme las correas de la mochila porque me aprientan el globo que tengo por barriga multiplicando el dolor que ya viene de dentro.
-chicos, tengo lo que en españa llamamos "un apretón". un apretón que te cagas.
-¿qué significa eso?
-básicamente, significa que necesito encontrar un baño de aquí a cinco minutos, u ocurrirá algo que no vais a olvidar en vuestra vida.
-¿te estás cagando?
-busquemos un baño, y luego nos centraremos en el problema del hostel, ¿os parece?
-por supuesto.
en el metro no hay baños, así que tenemos que deshacer nuestros pasos y volver a la estación de tren. recuerdo haber visto carteles de baños públicos. son sólo cuatro paradas, pero un grupo de turistas, una excursión de tipos con camisas de colores, hace que el camino desde que bajamos del tren hasta que alcanzamos la estación de termini dure 100 años.
-es el único metro del mundo en el que la gente no va deprisa. maldita sea mi estampa.
cuando llegamos a la estación, entre paradas obligadas para doblarme sobre mi mismo como una bisagra, brazos en jara, tratando de capear las contracciones (cada vez más seguidas), volamos siguiendo las flechas de los servicios.
-ahí están -me digo a mi mismo mientras trato de abrir una puerta cerrada con llave-. maldición, está cerrado. debemos buscar otro.
más carreras por los pasillos de la estación, tres mochileros en busca de la tierra prometida, y damos con otros servicios. estos están abiertos, pero son de esos en los que hay que pagar, como en sudamérica y en europa del este.
-¡80 céntimos de euro! valiente panda de ladrones -exclamo.
creo que no puedo más. es como cuando te estás meando y tu cuerpo, de alguna forma desconocida, detecta que ya estás llegando a casa y se impacienta. otra crisis y creo que ya no puedo más. estoy sudando como un pollo, mitad por las carreras, mitad por la fiebre. aun con todo, acierto a meter un euro en la ranura.
-ábrete sésamo -digo triunfalmente.
nada ocurre. la moneda ha sido devuelta. vuelvo a intentarlo, y lo mismo ocurre. cambio de máquina con el mismo resultado. me retuerzo sobre mi mismo en espasmos violento (definitivamente no lo voy a lograr) pero consigo mantener la frialdad suficiente como para leer que sólo se aceptan monedas de 50, 20 y 10 céntimos.
-chicos, ¿tenéis cambio? -pregunto con voz temblorosa que trato de disimular.
-sí, dame un minuto.
no tengo un minuto, pero no quiero meterle prisa a federico. por suerte, sólo era una forma de hablar y en unos segundos tengo el cambio.
-ábrete de una puta vez, sésamo.
las puertas de cielo se abre.
una vez solucionada la crisis (como temía en ese momento, se repetirán en el futuro), tenemos que centrarnos en el asunto realmente importante: buscar hostel. estamos en la estación de tren, y hemos planteado dos posibles opciones. por un lado, llamar al hostel y pedirles que nos recojan aquí o en cualquier otra parada de metro. por otra parte, buscar a un tipo que ofrecía hostel en la estación. le hemos visto cuando hemos llegado, pero no le hemos hecho caso, como corresponde.
la primera opción se desvanece en pocos minutos. llamamos al hostel, pero la persona que responde no es la misma que la que nos dijo que nos recogerían. ni siquiera sabe inglés, aunque nos hacemos entender.
-no es posible que os vayamos a recoger. la única opción es tomar un taxi.
-¿cuánto cuesta un taxi hasta allí?
-30 0 35 euros.
-vale, pues anule mi reserva.
sólo nos queda una opción, y es encontrar al tipo que ofrece hostel. volvermos a los andenes, donde estaba cuando llegamos, y allí está.
-¿quéreis un hostel bueno?
-tenemos reserva, pero si nos ofrece algo barato podemos cambiar -le respondo preparándome para el regateo.
-tengo dormitorios con todas las comodidades y bla bla bla.
-ya, pero ¿cuánto?
-35 euros cada uno.
regateamos todo lo que podemos, pero sudamos tinta para bajarlo a 18. reconociendo que 18 no está mal, no podemos aceptar. nuestro límite está en 11 o 12. es más de media noche y no pienso pagar 18 pavos para dormir unas horas. los argentinos está de acuerdo. el tipo del hostel se rebota bastante, porque a pesar de habernos dejado el alojamiento en la mitad, no hemos aceptado. mientras discutíamos con el tipo, yo me he acercado a unas mochileras y les he preguntado por alojamiento barato. me dan un par de direcciones que no bajan de 20 euros, así que les tengo que decir que no.
-nosotras vamos a quedarnos a dormir en la estación. ¿por qué no hacéis lo mismo?
-¿sabes si cierra la estación?
-creo que sí, pero si tienes billete te dejan quedarte.
me parece buena idea, así que se lo comento a los argentinos. aunque reciben la proposición con ciertas reservas, no tardan en animarse. entretando, el tipo del hostel trata de asustarnos.
-dentro de un rato, a la 1, vendrá la policía y os echará a todos a la calle.
miente. preguntando a otros mochileros nos enteramos que nos podemos quedar, siempre que nos vayamos todos al andén 1. a la policía no le gusta que la gente se quede a dormir en la estación, pero pasa un poco la mano y lo permite siempre que sea de forma un poco ordenada. todos al mismo sitio. me parece genial.
agarramos las mochilas, y nos acomodamos. en total seremos unos 10 o 12 personas. las dos chicas de lituania, karolina y eve, un grupo de turcos y nosotros tres. cada uno aporta lo que puede para hacer un improvisado campamento, en pocos minutos estamos jungando a las cartas en una bonita hermandad. jugamos al pumba. cuando llega la hora de comer, decido no hacerlo. de oídas sé que las gastroenteritis se curan dejando que el cuerpo se limpie, y para ello, nada de comidas sólidas. mucha agua y mucho aquarius, pero nada sólido. una pena, porque habíamos comprado un montón de buena fruta que acabamos regalando.
después de un par de manos, un poco de charla e intercambio de correos, direcciones e invitaciones, nos vamos a dormir. he tenido suerte y me ha tocado dormir sobre una esterilla, junto a eve, una auténtica lolita del este. digo mal, no es suerte: es pura amabilidad lituana.
lunes, 17 de agosto de 2009
noche en roma
Publicado por
Torrance
en
0:02
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Pedro, tanto repetir frases terminadas en "te cagas" que la final sucede lo que tenía que suceder.
JEJEJEJE
Debes escribir bien si con un tema tan escatológico como este consigues el suspense... jajaja. Como leí en un sabio comentario anterior de este blog "al saber hacer le llaman suerte..." diablillo...
Andrés tiene razón "suspense escatológico" con final feliz.
Espero que no vayan a tu casa a la vez todos los que has invitado durante el viaje.
Un beso.
Publicar un comentario